viernes, 20 de junio de 2008

La búsqueda en viejos Códigos para las nuevas Conductas...

"... pertenezco al guerrero en el que las viejas formas se funden con las nuevas..."

- Está presto. Se adiestra, se forma, se prepara diariamente para dar la lucha por la valorización de la Condición Humana, buscando sembrar humanidad como cualidad que debe crecer en los individuos.

- Entiende que debe ser ejemplo de conducta, es honesto consigo mismo y con el mundo, y sabe que cada paso que da es herencia para el futuro, por eso es responsable a la hora de tomar decisiones, o de juzgar.

- Jamás se piensa solitario en el camino. Ve el todo y no la parte, no se siente uno, en cambio se asume como un nosotros. Por eso comparte opiniones y experiencias y las valora en los otros pues esa es una de las formas de acceder al conocimiento.

- Jamás es más indulgente consigo mismo que con los otros porque él es su propio desafío y reto cotidiano.

- No gusta del artificio ni de la presuntuosidad. Refina sus relaciones con los otros y consigo mismo apelando a la bondad que cultiva dentro de sí mismo y la busca y fomenta en los demás.

- Si lidera no arrastra ni atropella, por el contrario, guía con el ejemplo vivo de sus creencias encarnadas en su conducta diaria, obra igual tanto en la luz como en la sombra. Comparte lo que aprende y potencia la enseñanza que otros tienen para dar. No oye: escucha atento, no mira: observa. Es generoso y no se permite dejar rezagados en el camino, siempre extiende su mano con una nueva oportunidad, incentiva y motiva pues entiende que el sueño por la Condición Humana que persigue no es de su propiedad exclusiva.

- Siempre está dispuesto a aprender de lo más sencillo, pues no desdeña lo simple. No se obnubila con palabras grandilocuentes y no menosprecia las palabras sencillas, por el contrario, las valora porque lo simple es llano y directo, y porque sabe que las pequeñas cosas conforman las grandes.

- Jamás acepta la injusticia, cultiva el sentido del servicio al otro humano poniendo a disposición su experiencia y su arte, cualquiera sea el lugar que ocupe o la tarea que realice.

- Se apoya en la disciplina y fomenta la necesidad del esfuerzo compartido del que siempre forma parte, porque se comprende como parte de las manos que empujan al carro y por eso no se siente más importante.

- Lucha contra sí mismo para que su ego no se desborde. No se deja engañar por los aplausos, ni por las adulaciones, pues cultiva la humildad. Disuelve el apego a lo superfluo, sabe que no hay peor enemigo que un ego insuflado y evita caer en sus propias proyecciones personales, deja de confiar para siempre en la agresividad o el afán de poder desmedido y personalista. Por ello jamás se muestra arrogante ni mezquino, pues nunca debe serlo.

- No cree en los honores inmerecidos, entiende que es mejor merecerlos y no tenerlos que tenerlos y no merecerlos. Jamás es soberbio con los humildes ni humilde con los soberbios en la defensa de la Condición Humana.

- Comprende que no hay verdadero amor a la humanidad sin respeto por el otro, y por eso lo ejerce y lo exige. Sabe que respetar es no dañar, es no agredir ni siquiera en la forma más sutil, es no manipular, es no ser artero, y no servirse de artimañas ni subterfugios para con los otros, pues sabe que nada debilita tanto las relaciones humanas como el engreimiento, la adulación y la soberbia que conducen al desprecio por el otro humano, por eso no gusta de aquellos que para ganar importancia o autoestima utilizan como recurso el despreciar o desmerecer a los otros.

- Sabiéndose humano acepta la idea de su propia muerte natural como el final de su vida, pero no la entiende como el fin del mundo. Sabe que antes debe morir a sus condicionamientos y a su propio ego, porque de esta forma incluso el miedo a la muerte habrá desaparecido, y comprende así que su sueño no debe estar condenado por su propia muerte natural. Por eso no desespera ni le gana la ansiedad, en cambio siempre cultiva y prepara el camino para lo que vendrá.

- Siempre busca superarse, para ello fomenta el uso del debate franco, el pensamiento agudo y la conciencia crítica como herramienta colectiva en la búsqueda de principios comunes, pero no se conforma y por ello tampoco lo hará con estas palabras a las que, por supuesto, superará con otras nuevas que irá ganando en el camino del conocimiento hacia la sabiduría...

(basado en textos sobre filosofía Krausista, y adaptación de extractos de varios textos de códigos de caballería árabe, samurai, y de caballería medieval europea).

Carlos A. Riego