martes, 7 de julio de 2009

"RAÍCES SUBJETIVAS DEL PROYECTO REVOLUCIONARIO" - Cornelius Castoriadis


Lo que podemos decir sobre este tema es por definición eminentemente subjetivo. Está también, igualmente por definición, expuesto a todas las interpretaciones que se quiera. Si puede ayudar a alguien a ver más claramente en otro ser humano (aunque fuese en Las ilusiones y en Los errores de éste), y con ello, en sí mismo, no habrá sido inútil decirlo.

Tengo el deseo, y siento la necesidad para vivir, de otra sociedad que la que me rodea. Como la gran mayoría de los hombres, puedo vivir en ésta y acomodarme a ella -en todo caso, vivo en ella. Tan críticamente como intento mirarme, ni mi capacidad de adaptación, ni mi asimilación de la realidad me parecen inferiores a la media sociológica.

No pido la inmortalidad, la ubicuidad, la omnisciencia. No pido que la sociedad “me dé la felicidad”; sé que no es ésta una ración que pueda ser distribuida en el Ayuntamiento o en el Consejo Obrero del barrio, y que, si esto existe, no hay otro más que yo que pueda hacérmela, a mi medida, como ya me ha sucedido y me sucederá sin duda todavía. Pero en la vida, tal como ella hecha para mí y para los demás, topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fatales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo, y pido, que antes que nada, que mi trabajo tenga algún sentido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está hecho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme, y digo que es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de trabajo, cómo hacerlo.

Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada.

Pido poder participar directamente en todas las decisiones sociales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en el que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por una gente cuyos proyectos me son hostiles, o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, más que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas.

Sé perfectamente que la realización de otra organización social, y su vida, no serán de ningún modo simples, que se encontraran a cada paso con problemas difíciles. Pero prefiero enfrentarme a problemas reales que al delirio de un De Gaulle, a Las artimañas de un Johnson, o a las intrigas de un Jruschov. Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fracaso en esta vía, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado que se queda más acá incluso del fracaso. Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como a alguien absolutamente diferente, no como a un número, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o superior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser humano, que nuestras relaciones no sean terreno de la expresión de la agresividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del juego, que nuestros conflictos, en la medida en que no pueden ser resueltos o superados, conciernan unos problemas y unas posiciones de juego reales, arrastren lo menos posible de inconciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más que un “virtuoso en la desgracia”. No cuento con que los hombres se transformen en ángeles, ni que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña -ya que, por lo demás, esta gente siempre me ha aburrido profundamente. Pero sé cuanto la cultura actual agrava y exaspera su dificultad de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infinito los obstáculos a su libertad.

Sé, ciertamente, que este deseo mío no puede realizarse hoy; ni siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse íntegramente mientras viva. Sé que, un día, vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de los problemas que más pueden angustiarnos hoy en día, no existirá. Este es mi destino; el que debo asumir y el que asumo. Pero esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar catatónico. Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar para su realización. Y ya en la elección que hago del interés principal de mi vida, en el trabajo que le dedico, para mí lleno de sentido (incluso si me encuentro en él, y lo acepto, con el fracaso parcial, los rodeos, las tareas que no tienen sentido por sí mismas), en la participación en una colectividad de revolucionarios que intenta superar las relaciones reificadas y alienadas de la sociedad actual, estoy en disposición de realizar parcialmente este deseo. Si hubiese nacido en una sociedad comunista, quizás la felicidad me hubiese sido más fácil no no tengo idea, qué puedo hacerle. No voy con este pretexto, a pasar mi tiempo libre mirando la televisión, o leyendo novelas policiales.


(Extracto de “La Institución Imaginaria de la Sociedad” Tomo 1. pág. 157. Tusquets Editores).

lunes, 6 de julio de 2009

de "Reglas del arte de la vida" - K C F Krause.

de “Reglas del arte de la vida” que se leen en el “Diario de la vida de la humanidad (13 de enero de 1811), de Karl C. F. Krause”:
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1. Cuanta diligencia pone el pintor en expresar en el lienzo el ideal de cada figura, y sobre todo, del personaje principal. En cada hombre que tienes delante, dejas pintada tu propia imagen y una parte de tu historia. Esta imagen tuya queda en muchos viva y durable, y se renueva cuantas veces piensa en ti, y a veces influye en ellos como ejemplar de su vida, y acaso trasciende más allá. Expresa, pues, e imprime cuidadosamente tu imagen en la fantasía de los otros hombres, pero con fidelidad al original. Procura manifestarte ante tus consocios tan bello como eres en ti; nada dejes aparecer inhumano, o indigno o feo en estas mil imágenes que dejas de ti en el comercio con otros hombres: que puedan todos renovar en sí tu imagen con respeto y amor.
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2. Estima el amor de dios sobre todo amor. Descansa confiadamente en Dios, como el hijo en el seno de su padre. Si te ves desconocido o contrariado por los hombres, piensa que el Padre común conoce igualmente a ti y a ellos, y nos abraza a todos con igual amor. Si te sientes desalentado para el bien, piensa en Dios y en el orden divino del mundo, y recobrarás el amor y la fuerza para el bien general, como ser y parte del mundo en Dios.
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3. Si deseas influir sobre tus amigos, sobre tus amados o el pueblo en que has nacido, o sobre la historia contemporánea, comienza por el hombre más cercano: Tú Mismo. Si quieres vivir según el hombre mayor en la tierra, comienza por formar en ti con idea y carácter el hombre menor: Tú Mismo, como hombre individual y social.
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4. Toda buena y bella obra, cumplida por otro hombre, debe serte tan grata como si tú la hicieras y cumplieras. Todos somos igualmente miembros de la humanidad: el bien que toca a cada uno, toca inmediatamente a los demás. Si a tu hermano se le logra algún fin mejor que a ti, congratúlate de ello como hombre; porque de lo bueno hay infinito y nuevo quehacer; todos dejan a todos, y a ti harto de trabajar y merecer. ¿La rosa que crece al lado de otra más bella, es menos bella por esto?, o ¿pueden otras innumerables rosas quitarles su particular belleza?. Si a tu hermano le sonríe la fortuna cuando no sufres, cuando tus esfuerzos son contrariados, gózate todavía en el bien del otro, y reúne con él en la común humanidad. La contemplación de la propia desgracia ante la fortuna o la elevación inmerecida ajena, engendra pasión en las almas débiles; en las nobles, al contrario, engendra ánimo constante, esfuerzo perseverante y simpatía humana hacia el bien de todos.
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5. Cuando te sientas tibio para el bien en general, acuérdate del anciano abandonado, del enfermo, de la desamparada viuda y del huérfano, del esclavo corporal, del sensual grosero, del injusto triunfante, del inocente oprimido, de las penas corporales que degradad todavía a la humanidad, los suplicios del salvaje que mata a su hermano para devorarlo... y piensa que pecas contra la humanidad, si no trabajas para desterrar de la tierra, por medios legítimos, todo lo inhumano y enfermo, procurando con obra y doctrina, hacer conocida y amada de los hombres la ley de la humanidad.
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(texto extraído de la biografía de K.C. F. Krause por Julián Sanz del Río).

viernes, 3 de julio de 2009

Una Nueva etapa de la Humanidad - La Noósfera

Palabras del Presidente de la Asamblea General a la adopción del «outcome document» de la Conferencia de Internacional de Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y Su Impacto Sobre el Desarrollo.

Nueva York, 26 de Junio de 2009

Excelencias,
Colegas de las Naciones Unidas,
Representantes de la Sociedad Civil,
Hermanas y hermanos todos.
Hemos llegado a la mitad del tercer día de esta histórica conferencía de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y su impacto sobre el desarrollo. Los felicito a todos por haber tan exitosamente iniciado la conversación global sobre la crisis económica que aún sigue desarrollándose y también por haber dado inicio a una profunda y sin precedente revisión de la arquitectura financiera y económica internacional.

El mundo ha tenido la oportunidad de escuchar las voces del G192. Todos los miembros de la Asamblea General han tenido y siguen teniendo la oportunidad de expresar sus puntos de vista. Hoy nuestros esfuerzos han sido coronados con la adopción por consenso de un “outcome document” que representa el primer paso dentro de lo que será un largo proceso para poner al mundo en un nuevo camino hacia la SOLIDARIDAD, estabilidad y sostenibilidad.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, el G-192, ya ha quedado establecida como el foro propicio para discutir asuntos de las finanzas y economía mundial, ésto en si ya es un gran logro. Además, se ha pedido a la Asamblea General dar seguimiento a estos temas atravez de un grupo de trabajo especial de composición abierta.

Los temas para seguimiento abarcan desde la mitigación de la crisis, incluyendo los temas de Estímulos Globales, Derechos Especiales de Giro (DEGs) y Monedas de Reservas, hasta temas sobre la reestructuración de los sistemas y arquitectura financieros y económicos, incluyendo la reforma de las instituciones financieras internacionales y el rol de las Naciones Unidas, deuda externa, comercio internacional, inversiones, impuestos, asistencia para el desarrollo, la Cooperación Sur-Sur, nuevas formas de financiamiento, corrupción y flujos financieros ilícitos, regulación y supervisión.

Se reconoce, a la vez que la crisis financiera y económica no debería retrasar la necesaria respuesta mundial al cambio climático y la degradación del medio ambiente a través de iniciativas para lograr una “economía verde.”

El G-192 se ha probado capaz de acordar, por consenso, la realización de esta Conferencia, sus modalidades y un documento final sustantivo sobre temas de gran relevancia para la humanidad. Ha sido, además, capaz de definir un camino a seguir para llevar adelante el proceso a partir de las Líneas de Acción del Documento Final de esta Conferencia.

Han sido 3 días muy exitosos de trabajo y, ahora que ya ha sido aprobado formalmente el documento final, debemos de congratularnos todos y felicitar muy especialmente a nuestros cofacilitadores los Embajadores Frank Mayoor de El Reino de los Países Bajos y el Embajador Camilo Gonsalves de San Vicente y las Granadines. Por supuesto que expresamos también nuestro mas sentido agradecimiento a la Comisión Presidencial de Expertos tan hábilmente coordinando por el Profesor Joseph Stiglitz.

Estamos felices pero no contentos, o mejor dicho, no totalmente satisfechos. Hay otras crisis que se vislumbran en el horizonte, como la del agua potable, la del calentamiento global, la alimentaría, la energética y la humanitaria de los millones de hermanos y hermanas, especialmente de los más pequeños que pasan hambre y tienen sed.

Esas crisis tenemos que afrontarlas todos juntos. Nuestras propuestas de hoy apuntan en esa dirección. Pero aún queda mucho por hacer.

Estamos felices por las manifestaciones de voluntad política de asumir nuestra común responsabilidad de cooperar, pero no estamos contentos mientras estas cuestiones acuciantes no se hayan resuelto.

Mi función, como Presidente de esta Asamblea General, donde se reúnen representantes de todos los pueblos de la Tierra, es invitarles a mirar lejos, a ir más allá de la economía, a mirar con esperanza el futuro común de la Tierra y de la Humanidad.

Cabe entonces preguntarnos ¿Cuál es el próximo paso? No necesariamente el próximo paso de la economía sino de la humanidad. ¿Hacia dónde vamos? Probablemente ningún sabio en este momento, nos sepa responder ésto con certeza. Pero si no sabemos, podemos todos juntos buscar y forjar los consensos que nos puedan conducir hacia un escenario esperanzador para todos y para la Madre Tierra.

En este contexto me viene a la mente la visión de un gran científico, arqueólogo, que era a la vez un místico, el francés, Piere Teilhard de Chardin. Desde China en donde él hacia sus investigaciones sobre el “homopekinensis” tuvo una especie de visión.Mirando los avances tecnológicos, comerciales y de las comunicaciones que reducían distancias y ponían las bases de lo que él prefería llamar mundialización, en vez de globalización, Teilhard de Chardin decía,ya en los años 30 del siglo pasado: estamos asistiendo a la emergencia de una nueva era para la Tierra y la humanidad.

Va a irrumpir, nos decia de Chardin, la Noosfera, después de haber irrumpido en el proceso evolutivo la antropósfera, la biósfera, la hidrósfera, la atmósfera y la litósfera. Ahora es la nueva esfera, la esfera de las mentes y de los corazones sincronizados: la noósfera. Como saben noos (nus) en griego significa el espíritu y la mente unidos al corazón.

¿Hacia dónde vamos? Me permito creer y esperar que vamos todos a asistir a la lenta pero irrefrenable irrupción de la noósfera. Los seres humanos y los pueblos van a descubrirse y aceptarse como hermanos y hermanas, como familia y como una especie única, capaz de amar, de ser solidaria, compasiva, no violenta, justa, fraterna, pacífica y espiritual.

¿Es una utopía? Si, una utopía, pero una utopía necesaria. Ella nos orienta en nuestras búsquedas. La utopía es, por su naturaleza, inalcanzable. Pero es como las estrellas: son inalcanzables. ¿Pero qué serian nuestras noches sin las estrellas? Serian pura oscuridad y estaríamos sin rumbo y perdidos. Por eso la utopía nos da dirección y sentido de vivir y de luchar.

La noósfera es pues el nuevo paso para la Humanidad. Permítanme una pequeña digresión: Si en los tiempos de los dinosaurios que vivieron mas de cien millones de años sobre la tierra y que desaparecieron hace unos 65 millones de años, un observador hipotético se hubiera preguntado cuál sería el siguiente paso en la evolución, probablemente hubiera pensado: más de lo mismo. Es decir, dinos aún más grande y más voraces.

Pero con esa respuesta se hubiera equivocado. Este hipotético observador jamás hubiera imaginado que un pequeño mamífero no más grande que un conejo, que vivía en las cimas de los árboles, alimentándose de flores y retoños, temblando de miedo ante la posibilidad de ser devorado por algún dinosaurio, llegaría a ser nuestro ancestro.

De él, millones de años después, irrumpió algo absolutamente nuevo, con cualidades totalmente diferentes de las de los dinosaurios, un ser portador de conciencia, de inteligencia y de amor: el ser humano, y nosotros que estamos aquí reunidos somos sus descendientes.

Por lo tanto, no fue más de lo mismo. Fue una ruptura, fue un nuevo paso.

Creo firmemente que hoy otra vez estamos de cara a un nuevo paso en el proceso evolutivo: el paso hacia una humanidad unida entre sí, unida con la naturaleza, unificada con la Madre Tierra.
Casi me atrevo a repetir: “I have dream!” Si, efectivamente, es un sueño. Un sueño grandioso, bueno y feliz.

El paso nuevo tendrá como contenidos principales: la vida en todas sus formas, la Humanidad con todos sus pueblos y etnias, la Tierra como Madre con toda su vitalidad y la economía creando las condiciones materiales para que todo eso se haga posible. Vamos a necesitar del capital material acumulado pero el acento será sobre el capital humano y espiritual cuyos frutos mejores son fraternidad o hermandad, cooperación, solidaridad, amorización, justicia económica y ecológica, compasión y capacidad de vivir alegremente con todas las diferencias, en la misma Casa Común, la grande y generosa Madre Tierra.

Dicen por ahí que Jesús, Buda, Francisco de Asís, Rumí, Tolstoy, Gandhi, Dorothy Day y Martin Luther King y tantos otros grandes profetas y maestros del pasado y del presente, cada país y cultura con los suyos, habrían ya anticipadamente dado este paso nuevo.

Todos ellos son nuestros maestros seminales, nuestras estrellas guía, que alimentan en nosotros el principio de esperanza que nos garantiza de que aún tenemos futuro, un futuro bienaventurado para todos.

Como ha dicho muy bien nuestro querido hermano Joseph Stiglitz: “El legado de la actual crisis económica y financiera será una batalla de alcance global en torno a las ideas”.

Yo firmemente creo que serán nuevas ideas, nuevas visiones y nuevos sueños los que galvanizaran nuestros espíritus y nuestros corazones. Los viejos dioses están agonizando, los nuevos están naciendo con el vigor de un recién nacido. Mis reflexiones quieren aportar energía y entusiasmo para esa batalla de ideas y de visiones.

Para poder dar el salto cualitativo hacia adelante los humanos debemos desistir de nuestro empecinamiento en creernos dueños y señores de la creación, propietarios, olvidando que solo somos mayordomos – que, por lo demás – ya es ser mucho.

Solo cuando aceptamos que somos tutores y no dueños y que un día tendremos que rendir cuenta de nuestra tutoría (stewardship), solo entonces resplandecerá la grandeza de nuestra humanidad.

Muchas gracias.
//Extraído de:

jueves, 2 de julio de 2009

IDEOLOGÍAS ERAN LAS DE ANTES - Pepe Mujica

7 de junio de 2009

IDEOLOGÍAS ERAN LAS DE ANTES.

¡Cómo se extrañan los viejos tiempos cuando entender la sociedad y el mundo parecía un boleto! Si tenías carné de izquierdista entonces la tenías fácil: ¡muera el imperio, arriba el Estado, abajo la empresa privada, gloria a los sindicatos! Pero ahora la cosa está brava y los papeles se te queman cuando el imperio pone a un negro de presidente, o cuando el Estado es pesado y haragán, o cuando la empresa es Botnia o cuando el sindicato es ADEOM.
Por lo que prefiero pensar el asunto en otros términos: izquierda y derecha; hoy y aquí, se corresponden bastante con generosidad y egoísmo. No estoy diciendo que yo sea generoso sino que busco una sociedad más generosa. ¿Te parece que soy un simplificador? Yo no, porque creo que hay bastante más carne en esta manera de definir las cosas que en ponerse a discutir cuánto estatismo necesitamos o cuánto hay que darle la razón a los sindicatos. Algunas sociedades han avanzado hacia la generosidad ampliando los espacios del Estado y apoyándose en los sindicatos, los suecos digamos. Y otras sociedades lo han conseguido agarrando a patadas el Estado que tenían y parándole el carro a los sindicatos, como Nueva Zelanda.

Ni qué hablar de la mezquindad y el privilegio, que han florecido tanto bajo banderas pardas como bajo banderas rojas.

El zurdómetro que yo uso es pragmático, no ideológico, porque sólo es sensible al dolor y a la alegría del bicho humano.

¿Es de izquierda darle la bienvenida con los brazos abiertos a las industrias multinacionales que operan con derivados de la madera? Preguntale a los miles de tipos que directa o indirectamente trabajan ahí. O preguntale a los de la impositiva que les cobran los impuestos. Y al revés ¿es de izquierda bancar por décadas a Pluna con el verso de la soberanía, mientras otras tareas urgentes del Estado se hacían a medias por falta de plata?

Para tomar las decisiones que de verdad tienen consecuencias sobre la vida de la gente, la ideología no te sirve casi para nada. Lo que te sirve es poner a tomar las decisiones a gente inteligente y de buena fe. Y si hay que elegir, yo me quedo con los de buena fe, porque lo que hay que hacer no es demasiado misterioso y hay muchas vidrieras en el mundo en las que fijarse. En cambio la buena fe en los elencos de gobierno uruguayos ha sido la gran ausente durante décadas. No es que fueran burros, es que estaban ocupados en cuidar los intereses personales, familiares y de los amigos. Y más que nada estaban dispuestos a pasar años tranquilos en sillas calentitas, sin pelearse con ninguno de los intereses creados: Dale el gusto hoy a estos y aquellos, reventá los recursos y endeudate mucho, total que se hagan cargo los que vienen después.
El Frente Amplio fue el gran disidente de este modo de encarar la política. Su gente no se había acercado a los partidos para hacer la plancha sino para cambiar el mundo. Muchos descubrieron que la realidad era bastante más dura de pelar que lo que habían pensado, pero ahí están, mejorando las cosas cada día un poquito, tozudamente.

Por eso el Frente Amplio nunca ha sido más frenteamplista que en esta etapa en la que es gobierno. Porque su esencia es la honesta vocación de servicio y es eso lo que está desplegando a rolete.
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FUENTE: http://www.pepetalcuales.com.uy/articulo/15/ (Página ofical de Pepe Mujica)