martes, 30 de marzo de 2010

EL MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO: INTERROGANTES.

( * Fragmento de la Conferencia pronunciada por Cornelius Castoriadis en septiembre de 1993, en la Universidad de Buenos Aires).

El último punto que voy a tocar es el de cuáles son las posibilidades para que podamos pasar a una sociedad democrática. No está demás recordar que todo lo que acabo de decir no son mis ensoñaciones personales. Pues lo cierto es que a eso que acabo de esbozar apuntaba verdaderamente el movimiento obrero cuando los obreros querían instaurar una sociedad libre e igualitaria -antes de que fuera conquistado por el marxismo en sus diversas formas, ya sea socialdemócrata o bolchevique. Y eso es lo que se ha encontrado nuevamente en los movimientos revolucionarios de los trabajadores de los diversos países que intentaron organizarse ya sea en Cataluña en el 37, en Italia del Norte en el 20 o en Primer cuatrimestre de 2000 Hungría en el 56 o incluso en París en la época de la Comuna. Lo que trato ahora de formular es resultado de todas esas tentativas de instaurar una sociedad democrática autónoma que ha habido en la historia. Pero volvamos a la situación actual.
Tal como se ve a los pueblos hoy en día no hay movimientos que parezcan tener en cuenta esta cuestión. Evidentemente eso no quiere decir que esto no pueda pasar mañana. Pero podemos reflexionar acerca de los factores que podrían empujar a la gente en esa dirección o, en cambio, mantenerlos en el estado actual.
Los factores que podrían empujar a la gente en esa dirección son el deseo de alcanzar la verdadera libertad y la saturación, el asco, el disgusto con respecto a la situación actual. Sin embargo, no voy a detenerme en este punto ya que prefiero elaborar un poco mas los que parecen negativos. Y esto no es porque yo sea pesimista sino porque creo que debemos tener lucidez, y que en este caso la lucidez consiste en ver los factores que podrían sernos contrarios. Hay dos factores-obstaculos que yo querría citar, que me parecen importantes y nuevos.
El primero es que la evolución de las sociedades modernas tiende a destruir todas las oportunidades de socialización significativa. Por ejemplo tiende a destruir las ciudades: destruye los barrios, y hasta tiende a destruir la empresa como lugar en donde la gente puede socializarse. El capitalismo moderno esta casi a punto de lograr la “hazaña” de destruir una de las creaciones mas geniales de la humanidad desde hace mil años: la ciudad. La ciudad actual está destruida porque está cada vez mas fragmentada.
Está fragmentada en tres grandes pedazos que viven entre si relaciones absolutamente exteriores: las zona de comercios, oficinas, etc, la zona residenciales ricas y los guetos. Pero la suma de estas tres cosas no hacen una ciudad. Ahora bien, todos los movimientos sociales importantes que se han conocido siempre se apoyaron sobre socializaciones y colectivizaciones existentes. Tanto los movimientos campesinos como los obreros, partían del campo o de las empresas. Las insurrecciones del siglo XIX partian de los barrios obreros. La cuestión que se plantea ahora entonces es de qué manera una sociedad atomizada como es la contemporánea puede convertirse en la fuente, en el origen, de movimientos colectivos democráticos. Siendo que las personas se ignoran totalmente y son extraños u hostiles unos a otros.
Y la segunda cuestión es más pesada, es la que concierne a la apatía actual, al giro hacia el consumo. Todo el mundo sabe que las sociedades contemporáneas occidentales son las primeras sociedades en la historia de la humanidad en que la religión ya no juega un rol central (y ciertamente no soy yo quien lo lamenta).
Las religiones a su manera mistificadora siempre jugaron un rol importante, fundamental en la institución de las sociedades. No simplemente como decía Marx que le daba un complemento de justificaciones solemnes al orden social existente. Es algo mas profundo que eso. Ocurre que el hombre es un animal que busca el sentido, un “animal” que vive bajo el sentido. Y qué era lo que le proveía el sentido a la vida humana en las sociedades pasadas: la religión. Esa manera de darle sentido a la vida es la expresión misma de la heteronomía. La base de toda religión es el mandamiento divino y es por eso que imponen éticas heterónomas a los hombres, y que crean sociedades heterónomas: porque no sólo los mandamientos sino el sentido de la vida viene de la concordancia de la vida individual con el espíritu de la religión. Bueno eso ahora terminó. Es por eso que asistimos a tentativas de retorno ya sea a fuentes de estilo religioso. Por ejemplo en los países islámicos o la India donde la poblaciones rehusan la aceptación del sentido que implica la modernidad, una modernidad que no puede ofrecerles otra cosa mas que consumo, e incluso tampoco les da eso. El consumo, la televisión y todos esos fenómenos son agentes de compensaciones con respecto al vacío del sentido de la vida contemporánea. Si no se sabe por qué se vive ni por qué se va a morir entonces se compra un nuevo auto; se busca el sentido... por televisión. Todo esto quiere decir que para que haya un cambio en las actitudes políticas, es necesario que a la vez la gente reconozca el vacío de esta “puesta en sentido” y que descubra que poseen la capacidad de darle ellos mismos el sentido a su vida. Y que por lo tanto pase a la acción colectiva que podrá permitir la creación de una sociedad en la que cada uno pudiera dar el sentido que cree que tiene su vida y su muerte.
Esas son las dos grandes cuestiones que yo creo que hay que plantearse cuando se mira la sociedad contemporánea. No para extraer conclusiones pesimista u optimistas, sino para tratar de ser lúcido, con relación a las posibilidades de evolución y en relación al verdadero problema político. Porque es un problema político reconstituir la colectividad. Y es un problema político reflexionar sobre una sociedad donde por primera vez no habrá significaciones impuestas de manera heterónoma sino que la sociedad podrá ella misma crear sus significaciones e investirlas, apasionarse por ellas, amarlas, sabiendo a la vez que constituyen una obra humana y que no han caído del cielo.
Termino. Se celebra actualmente el triunfo del capitalismo pero pienso que cuando el polvillo de los acontecimientos termine de caer notaremos veremos que las cuestiones profundas siguen ahí sin resolverse, y que la sociedad capitalista liberal se hunde y con ella toda la humanidad, que corre el riesgo de sufrir una catástrofe irreversible. No podrá haber otra salida que si los hombres y las mujeres de la Tierra se despiertan y deciden tomar su destino entre sus propias manos. Es decir que hacen suyo un proyecto de autonomía colectivo e individual. No hay ninguna garantía de que lo haya, pero no podemos hacer otra cosa mas que trabajar para que se despierte. Que se despierte del sueño y del embrutecimiento de los supermercados y la televisión.
Si se despiertan de esta pesadilla podemos estar seguros que decidirán destronar la economía y la producción del lugar soberano en los que los colocó el capitalismo (y paradójicamente también el marxismo), poniéndola en su propio lugar, el de simples medios de la existencia humana. Pues hubo miles de sociedades en la historia de la humanidad, y cada una se propuso distintos fines.
La mayoría nos parecerían extraños, muy ajenos. Pero con la distancia yo creo que los historiadores nunca verán sociedades que se hayan propuesto fines mas miserables, mas irrisorios, mas innobles que la expansión ilimitada de la producción por la producción y del consumo por el consumo. Fines que definen la vida de la sociedad capitalista. Debemos proponernos la institución de colectividades libres, formada por individuos responsables y libres, capaces de darles otro sentido a su vida, distinto que la adquisición de nuevas mercancías. Cuál será el sentido que le darán a su vida las futuras colectividades, es algo que no podemos decir en su lugar.
Pero al menos yo sé lo que yo querría que fuera ese sentido. Sería la creación de seres humanos que amen la sabiduría, que amen la belleza y que amen el bien común.