jueves, 17 de noviembre de 2011

Espiritu y Subjetividad Democrática (*)

... La concepción sustantiva de la democracia en Grecia se puede percibir claramente en la masa global de las obras y de la "polis" en general y esa concepción fue explícitamente formulada, con una profundidad y una intensidad sin igual en el mayor monumento del pensamiento político que me haya sido dado leer, en la "Oración Fúnebre" de Pericles.

... En la Oración Fúnebre, Pericles describe las costumbres y modos de proceder de los atenienses y presenta una frase, una definición de lo que es en realidad el "objeto" de esa vida ateniense. 

El pasaje en cuestión es el famoso "Philokaloumen gar met`eutéléias kai philosophoumen aneu malakias"En "La Crise de la Culture", Hannah Arendt ofrece un comentario rico y penetrante. Pero en su texto no consigo encontrar lo que para mí es el punto más importante.

Las palabras de Pericles desafían la traducción en una lengua moderna. Literalmente, se pueden traducir los dos verbos por "nosotros amamos la belleza... y nosotros amamos la sabiduría...", pero, como lo comprendió bien Hannah Arendt, esto sería perder de vista lo esencial. Los verbos no permiten la separación del sujeto (nosotros) y de un "objeto" (la belleza y la sabiduría) exterior a ese sujeto "nosotros". No son verbos transitivos y ni siquiera son simplemente activos; son al mismo tiempo "verbos de estado"; como el verbo "vivir", designan una "actividad" que al mismo tiempo es una manera de ser o más bien la manera en virtud de la cual el sujeto del verbo "es". 

Pericles no dice "nosotros amamos las cosas bellas y las conservamos en los museos, nosotros amamos la sabiduría y pagamos a profesores y compramos libros", sino que dice "vivimos en el amor de la belleza y de la sabiduría y en la actividad que suscita este amor; vivimos por la belleza y la sabiduría, con ellas y a través de ellas, pero lo hacemos evitando las extravagancias y la molicie". Y por eso Pericles estima que tiene el derecho de considerar a Atenas la "paideusia" - educación y educadora - de Grecia.

En su "Oración Fúnebre", Pericles muestra implícitamente la futilidad de los falsos dilemas que envenenan la filosofía política moderna y en general la mentalidad moderna: el "individuo" contra la "sociedad", "sociedad civil" contra el "estado". Para Pericles el objeto de la institución de la polis es la creación de un ser humano, el ciudadano ateniense, que existe y que vive en la unidad y por la unidad de estos tres elementos: 

- el amor y la práctica de la belleza, 

- el amor y la práctica de la sabiduría, y 

- la responsabilidad del bien público, de la colectividad, de la polis.

Y estos tres elementos no pueden separarse: la belleza y la sabiduría tales como las amaban y las experimentaban los atenienses, sólo podían existir en Atenas. El ciudadano ateniense no es un "filósofo privado", ni un "artista privado", es un ciudadano para quien el arte y la filosofía han llegao a ser modos de vida. Esa es, según creo, la verdadera respuesta, la respuesta concreta de la antigua democracia a la pregunta relativa al "objeto" de la institución política.

Cuando digo que los griegos son para nosotros un germen, quiero decir en primer lugar que los griegos nunca dejaron de reflexionar sobre la cuestión de saber qué debe realizar la institución de la sociedad; y, en segundo lugar, quiero decir que, en el caso paradigmático de Atenas, los griegos aportaron esta respuesta: "la creación de seres humanos que viven con la belleza, que viven con la sabidruía y que aman el bien común".

-----

(*) el título de la entrada es propio. El texto es un fragmento de una conferencia dada por Cornelius Castoriadis en NY en 1982, donde entre otras cosas, analiza la Oración Fúnebre de Pericles y su profundo sentido sobre el sujeto democrático.

(**) el material  publicado es con fines puramente educativos y científicos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

del DISCURSO FUNEBRE, de PERICLES (*)


(*) Fragmento del "Discurso Fúnebre" de Pericles, pronunciado el año 431 a.C. en Atenas, en las exequias de los caídos en el primer año de la guerra contra Esparta. El historiados Tulcídides, lo incorporó al relato de sus Historias (II, 35-46).
----
VI

En efecto, amamos el arte y la belleza sin desmedirnos, y cultivamos el saber sin ablandarnos. La riqueza representa para nosotros la oportunidad de realizar algo, y no un motivo para hablar con soberbia; y en cuanto a la pobreza, para nadie constituye una vergüenza el reconocerla, sino el no esforzarse por evitarla. Los individuos pueden ellos mismos ocuparse simultáneamente de sus asuntos privados y de los públicos; no por el hecho de que cada uno esté entregado a lo suyo, su conocimiento de las materias políticas es insuficiente. Somos los únicos que tenemos más por inútil que por tranquila a  la persona que no participa en las tareas de la comunidad.

Somos nosotros mismos los que deliberamos y decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública, pues no creemos que lo que perjudica a la acción sea el debate, sino precisamente el no dejarse instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que hay que hacer. Y esto porque también nos diferenciamos de los demás en que podemos ser muy osados y, al mismo tiempo, examinar cuidadosamente las acciones que estamos por emprender; en este aspecto, en cambio, para los otros la audacia es producto de su ignorancia, y la reflexión los vuelve temerosos. Con justicia pueden ser reputados como los de mayor fortaleza espiritual aquellos que, conociendo tanto los padecimientos como los placeres, no por ello retroceden ante los peligros.

También por nuestra liberalidad somos muy distintos de la mayoría de los hombres, ya que no es recibiendo beneficios, sino prestándolos, que nos granjeamos amigos. El que hace un beneficio establece lazos de amistad más sólidos, puesto que con sus servicios al beneficiado alimenta la deuda de gratitud de éste. El que debe favores, en cambio, es más desafecto, pues sabe que al retribuir la generosidad de que ha sido objeto, no se hará merecedor de la gratitud, sino que tan sólo estará pagando una deuda. Somos los únicos que, movidos, no por un cálculo de conveniencia, sino por nuestra fe en la liberalidad, no vacilamos en prestar nuestra ayuda a cualquiera8.

VII

Para abreviar, diré que nuestra ciudad, tomada en su conjunto, es norma para toda Grecia, y que, individualmente, un mismo hombre de los nuestros se basta para enfrentar las más diversas situaciones, y lo hace con gracia y con la mayor destreza. Y que estas palabras no son un ocasional alarde retórico, sino la verdad de los hechos, lo demuestra el poderío mismo que nuestra ciudad ha alcanzado gracias a estas cualidades. Ella, en efecto, es la única de las actuales que, puesta a prueba, supera su propia reputación; es la única cuya victoria, el agresor vencido, dada la superioridad de los causantes de su desgracia, acepta con resignación; es la única, en fin, que no les da motivo a sus súbditos para alegar que están inmerecidamente bajo su yugo.

Nuestro poderío, pues, es manifiesto para todos, y está ciertamente más que probado. No sólo somos motivo de admiración para nuestros contemporáneos, sino que lo seremos también para los que han de venir después.

No necesitamos ni a un Homero que haga nuestro panegírico, ni a ningún otro que venga a darnos momentáneamente en el gusto con sus versos, y cuyas ficciones resulten luego desbaratadas por la verdad de los hechos. Por todos los mares y por todas las tierras se ha abierto camino nuestro coraje, dejando aquí y allá, para bien o para mal, imperecederos recuerdos.

Combatiendo por tal ciudad y resistiéndose a perderla es que estos hombres entregamos notablemente sus vidas; justo es, por tanto, que cada uno de quienes les hemos sobrevivido anhele también bregar por ella.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Don Rafael del Riego: la Proclama del Alzamiento de Cabezas de San Juan, 1820.

(*) Palabras dadas en Proclama por Don Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, el 1º de enero de 1820 en oportunidad del movimiento que encabezó llamado el "Alzamiento de Cabezas de San Juan", sublevación que llevó adelante para restablecer la Consitución Española de 1812, y que evitó el envío de las tropas veteranas a América para sofocar los movimientos independentistas.

--------

"Soldados, mi amor hacia vosotros es grande. Por lo mismo yo no podía consentir, como jefe vuestro, que se os alejase de vuestra patria, en unos barcos podridos, para llevaros a hacer una guerra injusta al nuevo mundo; ni que se os compiliese a abandonar vuestros padres y hermanos, denjándolos sumidos en la miseria y opresión. Vosotros debéis a aquellos la vida, y , por tanto, es de vuestra obligación y agradecimiento el prolongársela, sosteniéndolos en la ancianidad; y aún también, si fuese necesario, el sacrificar las vuestras, para romperles las cadenas que los tienen oprimidos desde el año 1814. 
Un rey absoluto, a su antojo y albedrío, les impone contribuciones y gabelas que no pueden soportar; los veja, los oprime, y por último, como colmo de sus desgracias, os arrebata a vosotros, sus caros hijos, para sacrificaros a su orgullo y ambición. Sí, a vosotros os arrebatan del paterno seno, para que en lejanos y opuestos climas vayáis a sostener una guerra inútil, que podría fácilmente terminarse con sólo reintegrar en sus derechos a la Nación Española. La Constitución, sí, la Constitución, basta para apaciguar a nuestros hermanos de América"

-------

"España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuántos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución; la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. 
La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Más el Rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador... 
Sí, sí, soldados, la Constiución. 
¡Viva la Constitución!

----